Una, dos, tres... Ninguna. Sólo ella. ¿A quién quiero engañar? ¿A mí mismo? ¿A mi mente caprichosa que no cesa en el empeño de dibujar su cara en el rostro de las personas distantes que comienzan a perfilarse en el horizonte? ¿A mi subconsciente suicida que no deja de soñar con ella? ¿A quién? La quise sin querer. Sin darme cuenta. Un día la vi, como la veía todos los días pero ya no era la
