Sígueme


Llevo puesta todavía tu sonrisa en mi boca
y el corazón en quinta me pide que reduzca de una vez.

Acabo de dejarte en tu portal
y de maldecir a la puerta del ascensor
por la que siempre desapareces.
Es como el truco
de un mago inexperto,
confieso que siempre
espero a que se abra de nuevo
y que allí,
vuelvas a estar tú.

Me cruzo con el camión de la basura,
consulto en el móvil la resaca de mi ausencia,
buscando ese torrente de mensajes sin leer
que te hace creerte un tipo popular,
como si tuvieras vida social.

Nada.
No había nada,
Ingenuo de mí.
En cinco horas a nadie
se le ha cruzado mi nombre por la mente.
Me he sentido estúpido y,
en mitad de una noche de viernes,
también un poco solo.

Luego he vuelto a mirar a la pantalla.
El último mensaje era tuyo.
Un te quiero
y una carita feliz.
He vuelto a sonreír.
Por aquí todo está bien.


Dani Rivera