Sígueme

Estoy en el paro.
Se ve que mi carrera en el amor
no se puede convalidar en la universidad de tus sábanas,
tampoco me apetece empezar tu máster en bragas caídas
porque yo quiero hacerte feliz con ellas puestas.
Y no como otros.

De qué me sirve a mí ahora
ser restaurador de corazones toso
si un médico nunca se pudo curar a sí mismo,
de qué me sirve a mí ahora
ser el arquitecto de tu sonrisa perfecta
si ya nunca podré contemplar mi obra,
dime, por favor, de qué me sirve
ser abogado en tus causas perdidas
si te perdiste en las causas de otros
y no en las mías.

Ahora regresa a nuestra casa
y recoge tus cosas.
Pero a mí déjame, solo,
preguntándome qué hice tan mal
como para terminar despedido de tus sueños.

Después echaré un par de currículums
en otras camas.
A ver si hay suerte
y me cogen.

Dani Rivera
@DaniRivera4S

Imagen vía


Reinicia los días
como aquel ordenador viejo que ya no responde
-cambia ordenador por corazón
y tendrás su historia-.

Se pelea cada amanecer
con aquella alarma, puta aliada de la rutina,
queriendo vivir para siempre en su cama,
quien ya no espera nada de la vida.

Se levanta, alicaído y a las tantas,
apoyando primero el pie derecho para no tentar aún más a la suerte,
una suerte que le es tan esquiva
como la mirada huidiza de la chica de sus (sueños) realidades.

Se enciende un cigarrillo
y mientras apura, calada a calada, su esperanza
se ducha con el llanto de aquel que perdió algo
por el mero hecho de nunca pelearlo.

Y el hombre que nunca amanece
regresa a la soledad de una almohada sin guerras,
a la amargura de un pijama sin fiesta,
a la oscuridad de su cama sin ella.

Nota: 
Es triste.
Nunca dije que la historia del hombre que nunca amanece
fuera alegre.
Él, que por miedo a repetir el pasado,
dejó de vivir el presente
e hipotecó su futuro.

Daniel Rivera
@DaniRivera4S

Imagen vía

Sí, sé que te quejas todas las noches, justo antes de apagar la luz. Lo haces en silencio, pero en el último segundo, cuando la oscuridad va a engullir nuestra habitación, me miras. Siempre supe descifrar tus miradas, al menos desde que te conocí hace un par de años. Ese vistazo fugaz de "Otra noche igual y van ya no sé cuantas". Pero créeme, es mejor así.

Mejor así. Sin un 'Te quiero' y mi sonrisa que le precede. Y la tuya que le sigue. Sin esa sensación de pertenencia, de que esa persona que comparte cama desea estar realmente ahí. Pertenencia, qué mal suena. Créeme, es mejor esta despedida fría. El último beso de una fecha que jamás recordaremos y apagar la luz, metáfora perfecta del día que agoniza.

Porque no hay nada peor en la vida que un 'Te quiero' rutinario. Una frase que pierde todo aquello que la convierte en especial, la espontaneidad, la sorpresa. La señal para bajar los brazos y dejar de pelear. Porque... ¿Qué sentido tiene luchar por algo que ya es tuyo?

Créeme, es mejor así. Que justo antes de apagar la luz estemos tú y yo en una habitación que ya es nuestra. Por eso es mejor que me esfuerce en retener los mil 'Te quiero' que nunca te dije para que el que te diga siga sonando como la primera vez.

Daniel Rivera

Mis amigos siempre me apretaron para que fuera vlogger, o youtuber, como queráis. "Igual hasta haces gracia" me decía un amigo "a lo mejor somos los únicos que no entendemos tu humor" señaló mientras ahogaba una risa. El caso es que me han entrado las ganas -veremos cuando se terminan- de contar una de mis historias, uno de mis relatos, en un corto. Creo que lo de director de cine no se me daría mal. Incluso quizá me toque actuar, quién conocería mejor a un personaje que su creador. Aunque la cámara y yo nos llevemos a matar.

Y ya tengo la idea, la historia, aunque aún me falten los medios y alguno de los conocimientos necesarios para rodar. Cámara y equipo, por ejemplo. Y con el trabajo que esto conlleva, quizá deje RduR un poco de lado. Un poco sólo.

Espero traer buenas nuevas en poco tiempo. Nada me gustaría más que estrenar mi corto en este mi espacio.