Reinicia los días
como aquel ordenador viejo que ya no responde
-cambia ordenador por corazón
y tendrás su historia-.
Se pelea cada amanecer
con aquella alarma, puta aliada de la rutina,
queriendo vivir para siempre en su cama,
quien ya no espera nada de la vida.
Se levanta, alicaído y a las tantas,
apoyando primero el pie derecho para no tentar aún más a la suerte,
una suerte que le es tan esquiva
como la mirada huidiza de la chica de sus (
Se enciende un cigarrillo
y mientras apura, calada a calada, su esperanza
se ducha con el llanto de aquel que perdió algo
por el mero hecho de nunca pelearlo.
Y el hombre que nunca amanece
regresa a la soledad de una almohada sin guerras,
a la amargura de un pijama sin fiesta,
a la oscuridad de su cama sin ella.
Nota:
Es triste.
Nunca dije que la historia del hombre que nunca amanece
fuera alegre.
Él, que por miedo a repetir el pasado,
dejó de vivir el presente
e hipotecó su futuro.
Daniel Rivera
@DaniRivera4S
Imagen vía
No hay comentarios:
Publicar un comentario