hecha trizas,
que había saltado en pedazos por culpa
de un amor que duró seis años
y que dejó una casa repleta de
promesas huecas.
Rota,
destrozada,
abatida,
quizá empleó alguna palabra más
pero creo que se entiende el
significado.
Me aseguró que no podría querer
como quiso aquella primera vez,
como si alguien pudiera.
Yo me esforcé en convencerla
de que valía más que las manos de
cualquier poeta
y, al final, logró volar,
no conmigo, pero voló.
Y yo me quedé como el niño
que cura alas de pájaros malheridos
y cose telas de cometas que dejaron de
volar.
No,
yo quise volar con ella,
pero no,
terminó volando
pero no conmigo.
Qué cojones importa.
Al final voló.
Dani Rivera