para Ana F.,
Hoy te he soñado,
has aparecido sin complejos irradiando
magia
y rayando la perfección con las llaves
de tu casa,
nuestro refugio antinuclear contra la
rutina
de los lunes por la mañana.
Hoy te he soñado,
estabas como siempre salvándome la
vida
sólo que esta vez era en dieciséis
novenos,
como una de esas películas americanas
en las que aparece el superhéroe con
la estrella en el pecho.
Los yankis te van a hablar a ti de
estrellas,
que creas una constelación con cada
pestañeo.
Hoy te he soñado,
has aparecido bailando sin música,
bailando libre como cada vez que flotas
por encima de mi cama
y yo te observo desde abajo
y me siento tan diminuto
como un niño viendo a un avión
despegar,
muy pequeño
y, sin embargo,
maravillosamente afortunado.
Hoy te he soñado
pero después,
después he abierto los ojos
y has aparecido allí,
a un suspiro de distancia,
y cuando pensaba
que era imposible mejorar mi sueño,
te he visto amanecer.
Dani Rivera
en mi empeño por encontrarte
sustituta,
pensé que así
la próxima vez que cayeras por mi vida
podría desenfundar el nombre y un par
de apellidos
de mi felicidad recién estrenada.
De esta forma, tal vez,
comenzases a echarme
un poco
de menos.
Mi plan sigue haciendo aguas.
Me cruzo con chicas de talla perdición,
con labios sabor locura
que descargan miradas imán
con tendencia a clavarse en corazones
ajenos.
Aún así nada.
Nada.
Todas parecen tú.
Pero ninguna tiene tus alas.
Pero ninguna tiene tus alas.
Dani Rivera