que se queda conmigo cuando se va,
es antónimo y sinónimo de felicidad
según los kilómetros que nos separen.
Son seis letras para las que sobran
palabras,
la nueva dirección de mi casa,
mi abrigo contra la nostalgia,
el código postal de su voz
que se sigue resistiendo a tener
fronteras.
Su nombre es el asesino de mis
pesadillas,
el número sin números de la esperanza,
mi oración preferida,
una colección de suspiros optimistas.
Su nombre es la forma más exacta
para definir lo indefinible,
una colección de suspiros optimistas.
Su nombre es la forma más exacta
para definir lo indefinible,
la razón que pinta de color a un poeta gris.
Pero lo mejor de todo es
cuando su propietaria anda por aquí,
delineando una primavera con cada
sonrisa,
y lo susurro en voz alta
o lo grito en bajito
y me mira.
Dani Rivera
Me encanta
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