para Raquel,
por sobrevalorarme.
Encontramos el cadáver del amor
desangrándose entre la hierba,
con el leve rocío de la mañana
aún sobre su piel.
Encontramos la pétrea tumba de la
rutina,
fría, inanimada, pero aún
intimidatoria,
porque antes de morir
acabó con nosotros.
Encontramos miles de excusas
traspapeladas
que guardábamos para cuando se nos
acabaron las ganas
de contemplar trémulos amaneceres
bajo las mismas sábanas.
Encontramos el vaho de nuestros
suspiros congelados
de cuando insistías en que se jodiese
la primavera
que a nosotros siempre nos quedarían
todos nuestros inviernos.
Encontramos decenas de cientos de cosas
menos la respuesta que estábamos
buscando,
que si empezamos porque nos queríamos,
a veces incluso demasiado,
por qué ahora nos empeñamos en
hacernos
tanto
daño.
daño.
Dani Rivera
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