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Mi verdadera Historia.



Escrito por  Dani Rivera     9/19/2010    Etiquetas: 
PRIMERA PARTE : UN BREVE "TE QUIERO".

Habían pasado dos largos años en mi vida y todavía la sigo recordando. Cada vez que estoy solo, tumbado en la cama en mi habitación, sin nada mejor que hacer que pararme a reflexionar, a hablar conmigo mismo, el recuerdo al que más temo siempre regresa...

Parece que fue ayer y ya han pasado dos años. Estaba esperando al bus en aquella parada en frente de la Universidad, con mis apuntes, recopilados y ordenados adecuadamente en mi mano derecha. Una moto para a escasos metros de donde estaba. Una chica de pelo moreno y mirada profunda, se apeó de la scooter y se quitó delicadamente su casco rosa.

No recuerdo el por qué lo hice, pero ¿acaso el amor entiende a razones? Solo sé que me enamoré en cuestión de segundos. Y no pude apartar la mirada de su cara, quería, si, porque me temía que alguien o incluso ella misma se diese cuenta de que la estaba observando furtivamente, pero en lo más profundo de mi interior algo, no sé el qué, me impedía dejar de hacerlo.

Y sucedió lo que creí que sucedería, se giró bruscamente y no me dió tiempo a fijar mi vista en otra parte, durante unos segundos que me parecieron horas, nos miramos fijamente. Una sensación extraña me recorrió la columna vertebral, era como si sus profundos ojos marrones me estuviesen analizando, parecía como si ella supiese lo que estaba pensando y, lentamente, se fue acercando hacia mí.

Tras los dos besos de cortesía y las oportunas presentaciones empezamos a hablar, mi mente apenas puede recordar sobre qué tema o lo nervioso que estaba. Y los vagos recuerdos que aún conservo de aquellos minutos me conducen unas semanas después.

Terminamos siendo amigos, muy buenos amigos,juntos pasamos los buenos y los malos ratos, compartimos risas y llantos, horas de estudio y películas de cine. Jamás me atreví a decirla lo que sentía por ella, preferí tener una amiga a arriesgarme a perderla así que oculte mis sentimientos y me tragué mi orgullo, si hubiese sabido lo que ocurriría después, quizás nunca hubiese hecho esto último. Pasaron los años, los dos famosos años y yo aún seguía siendo el guardian de sus secretos más íntimos pero algo cambió...

Llevaba tiempo notándola rara, quizás desde hacía dos semanas más o menos, no nos veíamos desde hace tiempo y casi apenas hablabamos. Nunca he llegado a comprender que la pudo pasar, si acaso fue algo mío que la molestó, pero su punto de vista hacía mi, su mejor amigo, cambió radicalemente.

Me olvidó, ahora estoy seguro de que lo hizo, empezó a salir con un grupo de chicos y de chicas algo mayor que ella y hasta ahora.

Hacía un mes que no la veía, que no la veía, pero es curioso porque la sigo queriendo, aún más si cabe que la primera vez que la vi y sin embargo...

Me sentía tan sólo, no tenía a nadie ¿merece la pena seguir cuando me han quitado todo lo que me importa?

Decidí olvidarme de ella, salir a aguar mis penas entre litros de alcohol, entre chicas que me quisiesen o que, al menos, me hiciesen no recordar.

Diez horas después de haber empezado otra larga noche, estoy en mi cama, en una residencia de estudiantes que hace ya tiempo que se convirtió en mi hogar. A mi lado, una chica, preciosa, quizás más bella que la chica del casco rosa, creo que voy por buen camino, porque ya ni siquiera la llamo mi mejor amiga...pero...

Siempre hay un pero, por muy guapa que sea la chica con la que comparto generosamente mi cama, no la olvido... ¡ No la olvido ! ¿Si yo no soy capaz de hacerlo como ella si que pudo? ¿Quizás es que me tenía poco cariño? ¿Quizás jamás la importé?

Y ahora, poco a poco, me voy consumiendo, sin ella, sin la chica a la que nunca volví a ver...

Y durante muchos años me pregunté porque no fui capaz de decirselo, porque no fui capaz nunca de pronuciar un breve: "Te quiero."

SEGUNDA PARTE: LÁGRIMAS DE SOLEDAD.

En cada paso de cebra, a cada autobús que subo, a cada bar que entro, en cada momento, la busco.

Cuatro años hacen ya que no la veo, cuatro largos y vacíos años sin ella, en los que irremediablamente han pasado tantas cosas... Sigo solo, contentándome con tener una mujer cada noche que me caliente la cama, una ayuda para dejar definitivamente de recordarla. Todas las noches, con cada amanecer, me asalta una duda "¿ Qué habrá sido de ella?" me pregunto.

Acabé la carrera, mi amarga carrera de historia y me puse rápidamente a buscar trabajo, en parte me daba igual de que, tan sólo quería alejarme de mi ciudad rápidamente para que su fantasma no me volviera a perseguir , en un golpe de azar y fortuna a partes iguales, encontré uno que se ajustaba perfectamente a mis peticiones.

En pocos días me trasladé a vivir a Inverness, capital del condado escocés de Highland donde requerían mis servicios en el museo de la Batalla de Culloden, así que presto a salir por patas de España, huí sin importarme nada, corriendo, tratando de dejar atrás el fantasma del pasado.

La primera vez que regresé a mi ciudad, a Valladolid fue cuando mi apretada agenda me dió un respiro, casi un año después de sumergirme en mi aventura gaélica. Recuerdo subirme a un bus ya en mi ciudad y en un viejo tick de mi juventud, miré hacia el interior, tratando de encontrarla.

"Estúpido" me dije, y me obligé a mi mismo a mirar hacia otra parte.

Bajé del bus en la parada de aquel centro comercial que me traía tan buenos recuerdos. Allí solía quedar con mis amigos o con la novia, por allí solía pasar a la ida y a la vuelta del colegio, nada había cambiado, todo seguía igual, imperturbable aún por mucho que pasase el tiempo.

Crucé por aquel paso de cebra y comencé a jugar a un juego infantil con le que solía divertirme cuando vivía allí. Miraba a cada persona a los ojos, a cada hombre o mujer que pasaba a mi lado, y trataba de reconstruir su vida, sus alegrías y sus penas, sus aciertos y sus errores.

He de admitir que nunca supe si alguna vez acertaba o si fallaba todas, porque jamás me paré a preguntar, pero me lo pasaba bien creyendome el niño que fui.

Me centré en un ejecutivo, traje caro de doble botonadura, reloj de pulsera no precisamente barato y cartera de piel, sin embargo, su mirada decía lo contrario de lo que dejaba entreveer su aspecto, se sentía mal, quizás sólo, estaba triste por algo o por alguien y es que, con el tiempo aprendí, que las apariencias si engañan, y mucho.

Zigzagueé con la mirada, buscando mi próximo objetivo. Iba descartando a las personas que me parecían menos importantes. Y escogí a una chica de pelo moreno y mirada profunda...

La miré, fijamente, a sus hermosos ojos dorados. Esos ojos... esos ojos me recuerdan alguien que fue y que ya no es... Aquella mirada... como si detrás de sus pupilas se escondiese un profundo océano bañado por el sol del atardecer que hace destellear la superficie del agua invadiendo una playa con reflejos dorados...

La tendría a cinco metros de distancia y se iba acercando poco a poco, paso a paso... Una caprichosa lágrima cruzó en aquel momento su rostro, de arriba a abajo, perdiéndose al caer al suelo...

Estaba tan cerca de ella... Un metro, un escaso metro, alcé mi mano derecha y la toqué sutilmente el hombro, ella me miró, de lleno, a mis ojos y recordamos una bonita tarde de verano. Por aquel entonces yo tenía todos mis apuntes cuidadosamente ordenados en mi mano derecha y ella se acababa de desprender elegantemente de su casco rosa...

Me sumergí en una vorágine de recuerdos sin control, hasta que ella me sacó de allí. También se había dado cuenta de quién era y, como aquella lejana tarde de hacía seis años, nos dimos los dos besos de cortesía, aunque prescindimos esta vez de las presentaciones, porque ya nos conocíamos muy bien.

La invité a un bar del que apenas recuerdo el nombre "Sí o sí" creo. Nos sentamos y poco a poco, palabra tras palabra, nos fuimos volviendo a conocer.

Me contó lo que en cada amanecer deseaba saber. Abandonó su carrera de Comercio en la Universidad y huyó lejos con su novio de aquel entonces, el típico macarra de chupa de cuero y corazón vacío. Quería cambiar, dejar todo atrás y afrontar una nueva vida sin apenas responsabilidades y la perdió todo, sin ganar nada. Poco tiempo después su novio se largó y ella se quedó sola, y así hasta ahora...

Y allí estabamos los dos, dos historias muy diferentes pero con un comienzo en común. Dos formas distintas de vivir la vida y ahora, de nuevo, como al principio, nuestro caminos se habían vuelto a cruzar, llamémoslo destino o azar, según os plazca.

Recuperamos el tiempo perdido pero ella tenía que volver a su puesto de trabajo como dependienta en una tienda de ropa juvenil y yo deseaba ver a mi familia asi que la pedí, casi la supliqué que quedasemos antes de que regresase a Inverness. Ella aceptó sin demasiados miramientos y, por primera vez en toda la tarde, una agradable sonrisa se dibujó en su preciosa cara.

Nos volvimos a ver, dos días después, en el aeropuerto, pocas horas antes de que me tocase volver. La invité, como todas las veces que quedamos, a una cerveza con limón en un bar de Villanubla.

Era como antes, todo volvía a ser igual, las mismas sensaciones, las mismas risas, las mismas conversaciones. Y, sin darme cuenta deslicé mi mano derecha hacia mi maleta. Inconscientemente veía que me quedaba poco tiempo y que tenía que facturar las maletas...

Ella se percató del leve movimiento de mi diestra y empezó a dejar de sonreir, se dió cuenta de que me iba, esta vez iba a ser yo quien la dejase, nuestros caminos se desunirían otra vez.

Me agobié solo de pensar en eso, en que quizás haber coincidido en el paso de cebra del centro comercial había sido una suerte, pero que volverla a ver, sin querer, cuando regresase de Inverness para las vacaciones de Navidad, sería, prácticamente un milagro.

Y, con un nudo en la garganta, me atreví a decirla lo que me llevaba seis años rondando por la cabeza. Tragué saliva y...

"Te quiero" la dije " te quiero desde que te vi bajar de la moto en aquella parada de autobus, te amo desesperadamente desde que te quitaste tu casco rosa aquella tarde, deseo estar contigo para siempre desde que tu mirada coincidió con la mía y te acercaste..."

Lentamente, mi voz se fue suavizando hasta desaparecer y los sentimientos encerrados desde ya hacía más de un lustro hicieron que empezase a llorar, que empezase a llorar lágrimas de soledad...

Me cogió la mano que tenía apoyada en aquella fría mesa metálica y sin querer.... empezó ella también a llorar.

" Cuando me di cuenta de mi error, cuando Lucas me abandonó" respiró hondo y trató de continuar "Cuando me di de bruces contra la cruda realidad, empecé a tener pesadillas cada noche, a no poder dormir y hacer de cada noche un infierno. Te recordaba y anhelaba volverte a ver, soñaba que un día, cuando aparcase mi moto enfrente de la parada del autobús, allí estuvieses tú, con tus papeles, con tu sonrisa, con tu mirada siempre fija en mí." Cogió aire, tratando de recuperarse de la llorera y se enjugó las lágrimas con un pañuelo blanco de papel, tras una breve pausa retomó la conversación.

" No te vayas, ahora la que te lo suplico soy yo" me miró y me apretó con fuerza la mano "Quedaté conmigo aquí en Valladolid, juntos, para siempre... "

Mi avión hacia Inverness despegó una hora más tarde. Había dejado mi abultada maleta en Facturación. Guardé el equipaje de mano en el compartimento superior, aunque cogí con delicadeza unos folios plegados escritos de mi puño y letra.

Y me senté en mi asiento, con mis apuntes en mi mano derecha, mi sonrisa, aún si cabe más amplia que habitualmente y mi mirada fija en ella, en mi compañera de viaje....

Despegamos rumbo a Inverness, a las tierras altas escocesas, partimos juntos para jamás volvernos a separar...

Dani Rivera

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