Se venden retales de un corazón
deshilachado
porque llegué a la conclusión de que
es más fácil no tenerlo
que pasarse toda la vida cosiendo.
Se alquilan las ganas de perder la
vergüenza,
de hacer ahogar un grito de placer en
la almohada más cercana
mientras despeina mi cabeza perdida
entre sus dos piernas.
Se empeñan los 'Te necesito' que se
quedaron en la punta de la lengua
los besos en la recámara que no
prendieron por falta de pólvora
y los whisky con coca cola que
necesitaré para olvidarla.
Pregunten por el hombre de la gabardina
gris
que camina cabizbajo todas las noches
de lluvia
por aquella maldita calle del pasado
en la que sólo transitan los recuerdos
amargos.
Dani Rivera
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