Fui el guapo de la clase, pero nunca
supe medir los tiempos. A mis inocentes doce pensaba que las chicas
que dibujaban corazoncitos encima de la 'i' de Dani siempre
estarían ahí. Al año siguiente se marcharon. No pensaba que a mis
inocentes diez y dos ya fuese lícito desenfundar un beso en los
labios. Lo dicho. Jamás supe medir los tiempos.
Sin embargo me tocó vivir en la
generación del vértigo. En la de los besos a los doce, el sexo a
los dieciséis y el primer desengaño amoroso a los dieciocho. En la
de los cigarrillos de después de la clase de Ciencias Naturales y en
la de los botellones para festejar que habíamos terminado con
segundo de la ESO.
Así que pagué mis errores con una
retahíla de 'Hasta siempre'. Las chicas que un año me 'quisieron'
se largaron al siguiente con aquellos para los que no estuviera
prohibido que dos soledades se juntaran en el roce de unos labios. A
partir de ahí fui descompasado.
Aplacé mi primera cita, mi primera
vez, mi primer adiós. Cuando el resto ya había querido y perdido yo
todavía no había ni besado. Cuando los demás ya se habían perdido
en miles de noches regadas con alcohol, condones y caladas
esporádicas, yo apenas había saboreado mi primer 'Te quiero'.
Ya dije que nunca supe medir los
tiempos. O quizá es que yo sí sé medirlos y es el mundo el que se
ha vuelto loco.
No sé.
Imagen: Todobrujeria.blogspot.com
...desacompasado...
ResponderEliminarEs tan válido desacompasado como descompasado http://www.wordreference.com/definicion/descompasado ^^
ResponderEliminarBuen concepto el de "la generación del vértigo". Seguro que de ahí pueden salir más historias.
ResponderEliminarwww.lugardesubicado.blogspot.com