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Si ella supiera que la quiero



Escrito por  Dani Rivera     6/08/2013    Etiquetas: 

Ha pasado tanto tiempo y todavía recuerdo el primer día que la vi. Desde aquel momento me declaré fan de su sonrisa, desde aquel instante llevo colgado de sus palabras y todavía no sé cómo voy a bajarme de esta pared. Ha pasado tanto tiempo y todo sigue tan intacto. Todo, cada vez que la veo, es más, cada vez que la vislumbro en la lejanía, cada vez que quedamos y aguarda impaciente mi llegada, sigo sintiendo que dejo de ser yo para volver a ser aquel chaval inocente que se perdió en un cruce de miradas con la chica de sus sueños.

Ha pasado tanto tiempo y todo en ella ha cambiado. Dejó de ser una niña para convertirse en una mujer, dejó de tener su corazón abierto para tenerlo destrozado, una más de las que se enamora de aquel que no debió. Ha pasado tanto tiempo y sigo sintiendo los puñeteros nervios de una cita especial, de la cita con la que llevas meses esperando, justo desde que quedaste con ella por última vez. Ha pasado tanto tiempo...

Pero aprendí a vivir sin más aspiraciones que verla cada cuatro o cinco semanas, mientras me sonríe amparada por aquella cerveza que tanto ella como yo sabemos que no se acabará. No, porque mientras hablamos deja la compañía del liviano alcohol para encender un cigarrillo. Y entre calada y calada, historia e historia, se la olvidará y esa caña terminará semi acabada en la bandeja de un servicial camarero que no la ha tirado los tejos porque ha visto que estaba yo. Y mientras emprende el regreso a la barra, piensa que ojalá la vea algún sábado por la noche y no esté trabajando para que quizá surja algo. Y yo me quedo con las ganas de decirle que se ponga a la cola, que llevo más de un lustro gritándola en silencio que '¡Eh! Fíjate en mí' pero nunca se fija.

Y volvemos a la conversación. Bueno, en realidad sigue hablando ella, yo me perdí en la tercera palabra observando el movimiento sensual de sus labios. Y sonríe y deja de hablar mientras regresa al lado de su amigo el tabaco. Me cede cortésmente el turno de palabra y yo dejo mi mundo, que en realidad es el suyo, para contarla lo primero que se me pasa por la cabeza aguardando que termine la calada y continúe hablando de cómo se ligó a aquel chico que parecía imposible. Hace tiempo que preferí no escucharla. Imagino que no sabe lo mucho que duele escuchar las aventuras y desventuras de un romance como el que yo quiero tener con ella pero que nunca llega. Es más, lo daría todo porque respondiese con un breve '¡Sí!' a una sencilla pregunta que la formularía mientras su corazón y el mío comienzan a desbocarse. Pero nunca sucede.

Sí. Sé que soy la persona más afortunada del mundo por tenerla a mi lado. Y sí. También sé que soy el hombre más desdichado de la faz de la tierra que, aún sabiendo lo que quiere, no puede tenerlo y que, además, debe convivir con ello todos y cada uno de los días. Y ya van cinco años.

Si ella supiera que la quiero, si de una vez por todas me dejase de bobadas y me atreviese a confesárselo. Si después de tanto tiempo me tragase el orgullo para morder sus labios. Si derramase la cerveza al abalanzarse sobre mí tras susurrarla lo que siento, si dejase la compañía de ese cigarrillo que cree que la hace tan irresistible para estar conmigo, si abandonase a tipos como ese camarero que después de levantarnos de la mesa se quedó observándola como si fuera un póster de la última tia buena y semi desnuda de turno. Y si... Y si dejase de ser un cobarde quizá perdería lo único que tengo ahora. Y si fuese un valiente quizá ganaría lo único que no tengo ahora. Lo único que sé de todo esto es que la quiero. Y creo que es suficiente.

Dani Rivera
Imagen vía Flickr

1 comentario:

  1. Me parece muy bonita y real la manera de expresar lo duro que es ser solo amigo cuando em verdad el corazon esta gritando amor.
    (Rosa)

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