Sígueme

A veces el adiós es el único camino.



Escrito por  Dani Rivera     8/10/2010    Etiquetas: 
Cuántas veces me habré dicho a mi mismo que debía escribir todo aquello que viví hace ya algún tiempo, más que nada, para no olvidar ningún detalle de aquel San Antolín tan blanco y tan negro a la vez.

Hoy he decidido llevar a cabo todo lo que me prometí hace dos años. Ahora, con todo acabado, sin ningún tipo de rencor o de ira y con la madurez que otorgan los años, me he puesto manos a la obra.

Era finales de Agosto de un no tan lejano 2008 en el que, con las vistas puestas hacia una ilusionantes fiestas, conocí a una de las personas que más han marcado mi vida.

Todo fue muy rápido, me sumergí, sin querer, en una vorágine de cambios a los que, con el tiempo me he dado cuenta, no estaba preparado, o al menos no tanto como lo podría estar ahora. Tantas cosas importantes y tan poco tiempo... decidí actuar de la forma que me pedía el corazón , pero aún así no me arrepiento de nada de lo que hice, porque es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado.

Si he de ser sincero, poco consigo evocar ya de aquellos días y los recuerdos son, en su mayoría inconexos... A decir verdad, no del todo sueltos, ya que todos tenían y tienen un nexo en común: una dulce señorita llamada Laura.

Algo borrosos, por culpa de la lejanía en el tiempo y por la cantidad de recuerdos almacenados en mi memoria, he conseguido rescatar los pocos que me han sido posibles.

Recuerdo una farola, Versalles, un lejano dos de septiembre, Mago de Oz, Taxi y algo que, por ser cortés, jamás mencionaré.

Recuerdo un río, la luna, el sonido de los grillos, un banco y de nuevo, algo que no puede dejar de ser privado.

Tantos recuerdos agradables, que al final se vieron tapados por algo no tan ideal, pero, en el fondo, lo importante de caminar no es dónde empiezas ni dónde acabas, si no el camino recorrido y yo me alegro de haber sido un caminante peregrino en sus ojos infinitos.

Aún no consigo recordar del todo bien aquella noche, supongo que mi mente habrá bloqueado todo aquello que una vez me hizo daño.

Prefiero no rememorar días tan malos, prefiero mantenerles aún en el fondo del viejo baúl de madera, para sacarles algún día, cuando esté preparado, porque ahora siento que todavía no es el momento.

Aquella noche perdí algo muy importante, quizás uno de los principales motivos para seguir adelante y continuar en esta dura vida, pero con el tiempo me he dado cuenta de que lo perdí para ganar algo, si cabe, aún más importante, para ganar a la mejor amiga que puedo tener.

Sé que el comienzo de una etapa nueva en tu vida marca el final de la anterior, que cada periodo es un capítulo distinto de un libro que a todos nos a tocado escribir, con más o con menos fortuna. Esa noche fue mi particular punto de inflexión, no sólo de una época, si no de mi vida entera.

Aquello significó mucho para mí, y dudo que vaya muy desencaminado cuando afirmo que fue la mejor semana de mi vida. Pero, por desgracia, o , quién sabe,quizás por suerte, acabó.

Todas las relaciones tienen, como cualquier libro, su punto y final, más tarde o temprano, todo se acaba, pero siempre queda el recuerdo de lo vivido y el dulce anhelo de volver a leerlo otra vez.

Esta es parte de una vida que aún no he terminado de escribir, el cómo acabe la historia es responsabilidad únicamente mía y de todos aquellos que me rodean. Por suerte, este relato termina con final feliz, con los protagonistas viviendo una de las mejores amistades que se recuerdan y se recordarán, aunque el tiempo intente borrar aquello que estamos escribiendo.... AMISTAD.

Dani Rivera

No hay comentarios:

Publicar un comentario